Mi experiencia durante el parto

Les contaré con detalles, incluso les dejaré nuestro vídeo, sobre mi experiencia en el parto, pero hay que partir sabiendo que cada cuerpo es y se comporta de modo distinto, aún así lo mejor de este momento es dejar fluir de principio a fin, estar calmada y en sintonía con nuestro cuerpo.

Contracciones antes de ir a la clínica​

Ya estaba alrededor de la semana 36 de embarazo cuando mi ginecólogo nos indicó debíamos asistir a una inducción con la matrona para explicarnos y orientarnos sobre el parto y demás detalles. Esa parte me la saltaré porque no fue la mejor, la matrona sólo nos entregó un papel con indicaciones sobre cuándo debíamos acudir a urgencias, y aunque nos dijo la llamáramos cualquier duda, cuando lo hicimos – porque obvio como primerizos pasaríamos por situaciones que nos harían pensar ya era el momento de parir – no obtuvimos la respuesta y apoyo deseado. Dicho esto, sólo nos entregamos a la experiencia; nuestro bebé y nuestro cuerpo son sabios e intuitivamente lo haríamos de la mejor manera.

Sabíamos debíamos acudir de forma urgente si alguna de las siguientes situaciones ocurría: tenía una hemorragia, rompía fuentes, dejaba de sentir los movimientos del bebé (menos de 10 movimientos en 2 horas) o tenía contracciones (cada 5 minutos durante más de 1 hora), y acá me detengo, existen las contracciones verdaderas y las falsas (Braxton Hicks), estos movimientos de los músculos de nuestro útero son frecuentes a lo largo del embarazo, sin embargo yo no las noté hasta dos días antes del nacimiento de nuestro bebé, y siempre tuve la incertidumbre de cómo se sentirían ya que usualmente se les compara con los dolores en el vientre de la menstruación y yo no los tenía cuando menstruaba.

Estábamos en nuestra semana 39 con un par de días y ese fin de semana tuvimos celebración, bautizo y primer cumpleaños de una sobrina, así que estuvimos un poco movidos. El lunes siguiente, comenzando la noche empecé a sentir un ligero dolor en el vientre, para mí no era intenso pero sí incómodo y no lograba dormir, buscaba acomodarme un poco esperando me relajara y pasara el dolor, pero no sucedió tan inmediato y la sensación era recurrente así que comencé a contar para saber qué tipo de contracción tenía. Resultaron ser contracciones de Braxton Hicks (falsas), ya que la intensidad no aumentó sino que fue disminuyendo y no sucedían en intervalos regulares de tiempo. Así que estas contracciones pasaron, dormimos un poco tranquilos (porque obvio había un pequeño porcentaje de incertidumbre) hasta el día siguiente.

Luego el martes transcurrió tranquilo, de hecho una amiga que no veía en muchos años nos visitó, conversamos, comimos, pasamos una buena tarde, pensamos ya estaba todo en calma nuevamente pero esa noche comencé a sentir los dolores otra vez, esperé un rato por si disminuía como la noche anterior y no fue así, entonces iniciamos el conteo, ahora las contracciones se sentían un poco más intensas, también sentía ganas de ir al baño pero no ocurría nada cuando iba, exceptuando una vez que oriné y al darme cuenta había expulsado el tapón mucoso, pero así pasamos toda la noche en medio de contracciones, no nos alertamos mucho ya que estaban muy separadas una de otra al principio, cada 15 minutos aproximadamente, luego en la madrugada la frecuencia entre cada una disminuyó, entre 5 y 10 minutos, el dolor era más intenso pero muy tolerable, por lo menos así lo sentía.

Baño tibio en la tina

Alrededor de las 6 de la mañana ya estábamos conscientes que estas si eran las contracciones verdaderas, pero la frecuencia entre cada una de ellas aún no se mantenía en los 5 minutos (esto era requisito en la clínica para acudir a urgencias como señal de que el trabajo de parto había comenzado), así que mi pareja me dio un masaje en la espalda baja que me alivió durante las contracciones y luego decidí tomar una baño tibio en la tina para relajarnos un poco mientras tanto. Realmente no sentí mucha diferencia con el baño tibio, pero, es algo que sí se debe hacer, si la situación lo permite claro. Después sentí mucha hambre, desayuné, seguramente no era aconsejable si en unas horas más estaría en una cama en la clínica pariendo, pero no podía irme sin antes comer, en serio. En este punto ya la frecuencia de las contracciones era menor a los 5 minutos, realmente pasó muy rápido ese período de transición, tomamos nuestras maletas para la clínica que ya habíamos dejado listas unos días antes y nos fuimos emocionados, pues esta sería la última vez que saldríamos de nuestro hogar siendo dos.

Llegada a la clínica

Llegamos un poco eufóricos a la clínica, casi gritando ¡nuestro bebé está naciendo!. Eran casi las 9 de la mañana, nos anunciamos en el mesón de atención, creo recordar haber dicho «rompí fuentes» porque además había sentido una pequeña cantidad de líquido salir cuando íbamos camino a la clínica, así que tomaron mis datos, pasé a una sala de revisión, me cambié, me hicieron un tacto y para nuestra sorpresa ya tenía 6 centímetros de dilatación, entonces nos quedamos ya que estaba en la etapa activa del parto. Afortunadamente parte del papeleo (preingreso hospitalario) ya lo habíamos hecho unas semanas antes, aún así mi trabajo de parto parecía ir mucho más rápido que todo el protocolo que conlleva un parto para la clínica pues ya me decían que había ido de visita nada más, en menos de dos horas de haber llegado ya estaba casi pujando para por fin tener en brazos a nuestro hijo.

Pero, hablemos un poco de ese tiempo justo antes de ir a la sala de parto. Luego de hacerme el tacto, me llevaron a la sala de preparto, donde me colocaron el monitor fetal, y como yo lo había pedido, también me colocaron la epidural, que sinceramente pienso no fue dolorosa, su complicación está en que se coloca mientras se tienen las contracciones, por lo que hay que mantenerse calmada y sin moverse en ese momento, después la matrona indicó haría un tacto y al hacerlo dijo ya estaba lista para ir a la sala de parto, ella terminó de romper la membrana, esto se sintió algo incómodo y ahora sí era como tener una fuente de agua entre las piernas, cambian la sabanilla sanitaria, mi pareja llega (él estuvo dejando nuestras pertenencias en la habitación y con un poco de papeleo igual) conversamos un ratito, fotos, videos, besitos, le piden que se vaya a cambiar para entrar conmigo a la sala de parto y justo después me llevan a esta.

¡Nació!

Si me preguntan, no sentí miedo ni nervios, la euforia y la alegría eran las protagonistas ese día, y el dolor de las contracciones estaba casi dominado por el efecto de la anestesia. Entonces ya estábamos en la sala de parto, mi pareja, mi bebé a punto de nacer, todo el equipo médico y yo. Preparan todo y ahora la matrona me indica cómo debo pujar, respiro profundo y contengo la respiración cuando llega una contracción y es justo ahí que comienzo a pujar, ejerciendo presión hacia abajo, contrayendo la zona abdominal un poco, similar al esfuerzo cuando haces deposiciones pero dirigiendo hacia la vagina, respiro profundo y vuelvo a pujar, notándose ya la cabeza del bebé, dos veces más y ya estaba afuera por completo, lo secan un poco y lo colocan inmediatamente en mi pecho, él estaba llorando pero apenas estuvimos piel con piel dejó de llorar, se calmó, simplemente hermoso, eran un cuarto para las once de la mañana y ya teníamos en nuestros brazos el amor más grande y puro de la vida, un pequeño humano con su tierna cara, sus diminutas manos y sus ojitos abiertos de par en par observándonos. 

Luego lo toman para limpiarlo, evaluarlo y vestirlo. Mi pareja lo lleva a la sala neonatal un momento, mientras tanto a mí me están haciendo una pequeña sutura ya que me había desgarrado. Ahora me cambio de camilla, yo misma pude moverme, así que no fue necesario esperar un tiempo más en post parto para que pasara la anestesia, me llevaron a la habitación y luego trajeron nuestro bebé, listo para darle su primera comida directo de mi pecho y así fue, aquí comenzamos a pasar horas y horas admirando nuestro bebé en brazos.

Salir de la clínica con un recién nacido

Pasaron tres días, durante los cuales nos hacían chequeos cada cuatro horas a ambos, todo estaba bien afortunadamente, a él ya le habían colocado sus vacunas de recién nacido y yo me sentía bien, salvo la incomodidad por la sutura. Entonces nos dieron el alta, y llega otro momento con un remolino de emociones: sacar a tu bebé recién nacido al mundo, no lo había pensado detenidamente antes pero se siente que estás protegiendo lo más valioso del universo, piensas en todos los riesgos y en los miles de casos hipotéticos en que algo podría pasar, pero hay que calmarse y actuar de forma prudente, debemos contar con la silla de retención infantil adecuada y asegurar muy bien a nuestro bebé para su primer viaje a casa.

Por fin llegamos, aunque era cómodo estar en la clínica y siempre te atendieran, nada supera estar en nuestro hogar y ahora con el nuevo integrante de la familia listo para ser conocido por nuestra perrita y gata, y para recibir amor en su nidito.

Mis recomendaciones para este gran día

Ahora que ya he contado cómo fue nuestra experiencia, les dejaré algunas recomendaciones en base a lo que hice y lo que no hice pero me habría gustado hacer:

  • Realizar alguna actividad prenatal para preparar el cuerpo. Yo no lo hice, por tiempo principalmente, aún así, antes del embarazo me mantuve activa haciendo trekking la mayoría de los fines de semana. Me habría gustado haber asistido a clases de yoga prenatal y hasta natación.
  • Tener lo necesario (y más) para ir a la clínica desde la semana 35 aproximadamente, si el embarazo va bien, será a partir de la 37 en que el reloj va en cuenta regresiva.
  • Organizar la ropa del bebé por día, separada y rotulada, esto facilita mucho cada muda. Nosotros lo hicimos en bolsas herméticas transparentes e imprimí etiquetas indicando nuestros nombres y las piezas/ropa que estaba dentro.
  • Tomar una asesoría de lactancia unas semanas antes de la fecha probable de parto. Yo no lo hice antes, sino después, y es algo totalmente importante, particularmente estaba más preocupada por el parto y luego noté esa no era la parte complicada. Yo tomé la asesoría en www.clubdelactancia.cl recomendado al 100%.
  • Asistir o ver clases de preparación al parto. Nosotros nos dedicamos unos días antes a ver muchos videos sobre la respiración, los masajes para aliviar el dolor de las contracciones, posiciones que favorecen el parto y otros temas relevantes.
  • Buscar asesoría o informarse muy bien sobre los sistemas de retención infantil.Yo conseguí una asesora genial y aún sigo aprendiendo de ella, les dejo su página: www.ensusilla.cl 
  • Hacer un plan de parto, conversar con tu doctor qué es lo que quieres y cómo lo quieres. Investigar sobre los centros de salud que más se apeguen a tu plan.
  • Aprender sobre el porteo de bebés, es una actividad maravillosa que brinda muchos beneficios, se mantiene el contacto directo y además permite hacer algunas tareas al porteador ya que queda con las manos libres. Adicionalmente, portear ayuda muchas veces a conciliar más fácil el sueño, brinda seguridad, tranquilidad, bienestar y confort, respeta la posición fisiológica del bebé (porteo ergonómico) y hay diversas maneras de hacerlo, con fular, mochilas, bandoleras, mei tai.
  • Disfrutar este día de principio a fin, reír, llorar, gozar, y por supuesto grabar cada momento, el tiempo pasará muy rápido y siempre volverás a ver los recuerdos de ese momento mágico.
  • Dejar fluir y entregarnos a nuestro bebé de ahora en adelante, será la mejor manera de llevar esta mapaternidad.
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