Ya sabiendo todo esto, formar parte de la familia montañista es un privilegio asombroso, conocer ese mundo tan extenso natural, y ser libre en él es algo incomparable, pero hay cosas que debes recordar al hacer esto. La montaña ya estaba ahí antes de que llegaras y estará ahí muchos años más, debes respetarla como a un individuo, tratarla bien y de lo posible quererla, sin importar su altura o dificultad, dejarla mejor que como la conseguiste y recorriendo, generando el menor impacto posible. 

Respeta y conoce tus capacidades, no vayas a lugares a donde no estés listo, prepárate, planificate, en esta actividad la seguridad y prudencia van primero que nada, eso te define como montañista. También respeta las opiniones, la experiencia ya sea poca o mucha, y los consejos de otros montañistas, todos empezamos desde cero y siempre habrá alguien que sepa más que tu, pero recuerda que somos una familia, aprendemos unos de otros, nos admiramos, nos ayudamos y nos enseñamos, en este mundo ninguno es mejor que otro, todos somos iguales, somos montañistas, y esto no nos hace superiores, nos hace afortunados. 

También conoce tus límites, no mientas, domina tu mente y cuerpo y si esto no fue suficiente ya tendrás otra oportunidad, la montaña es sabía y si por algo no pudiste llegar ese día, acéptalo, aprende, no te desanimes que podrás volver a intentarlo en otro momento. 

Y por último, recuerda que lo hacemos para disfrutarlo. Nunca olvides esto.