¡OMG, estamos embarazados! ¿qué hacemos?

Si me pongo a pensar bien, no recuerdo haber querido ser mamá desbocadamente, no eran mis deseos de niña, ni de adolescente, ni luego de eso. A mi alrededor, amigas, primas, conocidas cercanas, personas contemporáneas conmigo ya estaban pasando por estas etapas; matrimonio y maternidad, yo por mi parte lo veía lejos.

Para ubicarnos en tiempo y espacio, tenía 2 años aproximadamente de haber emigrado con mi pareja, nuestro pasatiempo era y es salir a conocer lugares en medio de senderos, sumergidos en la naturaleza. Tal vez era la junta continúa con la familia y sus tiernos bebés, o la vocecita interna de mi mamá pidiendo ser abuela desde hace años, pero en un momento (muy corto) me detuve y pensé que lo quería, quería una personita como él (mi pareja) y como yo, quería amar a ese pequeño ser y dedicarme a ella o él, los minutos pasaban y más lo deseaba. 

La noticia

Poco después descubrimos que tenía unas 5 semanas de embarazo, y lo supe desde antes, físicamente lo único que sentía distinto eran mis pechos, pero mental y emocionalmente lo sentía, sólo necesitaba la prueba para confirmarlo pero la conexión ya existía, impresionante. 

Primero hicimos el test de embarazo que se consigue en cualquier farmacia; pipí, 5 segundos, ¡voilà, positivo! Quisimos guardar la noticia hasta confirmar con una ecografía pero mi pequeña cuñada de 10 años se enteró antes y comenzó a preguntarme si las mujeres embarazadas podían tomar café (justo estaba tomando café)… Entonces les dijimos. Luego fuimos por esa ecografía, y ahí estaba ese puntito mínimo pero con un latido de su pequeño corazón fuerte y hermoso, este sin duda fue un gran momento. Estábamos emocionados sin dudar, pero igual teníamos miedo, aún sin decírnoslo, supongo es algo de padres primerizos. Y así comenzamos este primer embarazo, los dos, con cualquier emoción encima. Por mi parte, poco sabía de un embarazo, en cuanto a preparación y esos temas, tenía varios meses por delante para hacerlo (o al menos esa era la idea). Y aquí comenzamos este amor sin fin.

Recomendaciones si eres trabajadora dependiente

Como lo era en mi caso, al momento de quedar embarazada, me desempeñaba como ingeniera civil en una empresa de construcción en Santiago de Chile, tenía un poco más de un año de antigüedad, contrato de trabajo indefinido, cotizaciones, documentos al día, todo en orden. Así que lo primero que hice fue leer e investigar sobre las leyes y beneficios para la mujer trabajadora embarazada y luego, para la mamá trabajadora. 

Es importante saber hasta dónde nos ampara la ley estemos donde estemos, saber si puedes exigir cambio de puesto de trabajo (por el tipo de actividad, no sea muy exigente y extenuante), los permisos para asistir a nuestros exámenes y consultas, si por ejemplo gozas de fuero maternal, entre otros términos.

Muchas veces la respuesta del empleador ante una trabajadora embarazada no suele ser la mejor, es ahí donde recomendaría una asesoría con un experto en el tema y pueda ayudar. En mi caso, mi trabajo embarazada fue cómodo y tranquilo, dejé de asistir a las obras y ahora realizaba la administración de ellas desde la oficina manteniendo la sintonía con el equipo de trabajo que estaba en terreno.

Una buena cobertura de salud desde el principio

El servicio de salud siempre va a depender de dónde nos encontremos, algunos países pueden ofrecer excelentes servicios en el sistema público y otros países no tanto. Yo pertenecía al Fondo Nacional de Salud desde que llegué al país, era mucho más económico y pocas veces llegué a necesitar atención médica, sin embargo, luego de recibir algunos comentarios sobre las experiencias de otras mujeres embarazadas al momento de dar a luz, decidí cambiarme a una Institución de Salud Previsional (servicio privado), es un poco más costoso pero podía costearlo tranquilamente y era preferible ante pasar por experiencias poco placenteras en un momento tan único.

En este sentido, mi recomendación es siempre estar informadas sobre los servicios de salud que ofrece tu país, buscar y consultar por una buena cobertura maternal es lo esencial, no dejarse llevar por la primera opción que tengamos al frente.

Comenzar a leer y leer

El mundo de la mapaternidad es infinito, es algo totalmente nuevo para todos y sin dudar, es complicado, pero esto no le quita su belleza y grandeza, dar vida es un acto totalmente increíble y es apenas al dar a luz que recién se vislumbra esto: el amor más puro nace, se puede acariciar y se debe cuidar minuto a minuto. 

Es una montaña rusa de emociones, por lo que es importante estar lo más preparado para cualquier situación y así no decaer o dejar de disfrutar esta etapa. En internet podrás conseguir todo, un sin fin de información que puede ser abrumadora, yo personalmente soy partidaria de primeramente entregarnos por completo a nuestro instinto maternal, si te escuchas atentamente y sin presiones sabrás qué hacer, y por supuesto, también debemos informarnos, saber así sea a grandes rasgos qué es lo que viene y mi recomendación para iniciar desde temprano es la bibliografía del pediatra español Carlos González Rodríguez, yo lo he encontrado muy acertado y me he orientado un poco con sus conocimientos, el resto, y como cada bebé es un mundo, ha sido práctica en principiantes. 

Y, por último pero para nada menos importante, comenzar a armar tu red de apoyo, conectarte con más personas que estén pasando por esta vivencia te ayudará muchísimo, siempre habrá un consejo que quieras pedir, un desahogo que desees hacer y te puedan entender sin juzgar porque están atravesando lo mismo, un momento para compartir experiencias similares con otras personas, otras manos que te den apoyo para dedicarte un poco a ti,… en fin, una red de apoyo que te dé ánimo y aunque a veces lo dudes, sepas que lo están haciendo genial y nada hará más feliz a nuestro bebé que la felicidad de sus padres.

Deja una respuesta