Primeros cuidados de nuestro bebé

Un comentario muy común sobre un recién nacido es «cuando están tan pequeños sólo duermen, comen y hacen sus necesidades» o «se la pasan durmiendo, son muy tranquilos», y si, en efecto un recién nacido puede dormir de 14 a 16 horas (no continúas) aproximadamente al día, aunque nuestro bebé en sus días buenos dormía 13 horas como máximo, y además practicando lactancia a libre demanda sabrás que no existen horarios ni dosificación para su alimentación, entonces parece ser que no hay tiempo para más atenciones del bebé, pero también existen otros cuidados muy importantes que pueden ser muy lógicos y sencillos pero al momento de realizarlos nos complicamos o dudamos. Acá te cuento sobre algunos de ellos en base a nuestra experiencia.

La vestimenta de acuerdo al clima

Los bebés recién nacidos son muy susceptibles a los cambios de temperatura, ellos vienen de un lugar muy calientito y cómodo donde pasaron 9 meses sin alteraciones externas, al salir todo es completamente nuevo, como la sensación térmica. 

 

Durante nuestros primeros días en la clínica el bebé siempre estuvo vestido con enteritos (piluchos) o bodys largos y pantalón (todo de algodón siempre), gorro, calcetines y mitones, aún estando en pleno verano con temperaturas alrededor de los 30°C. Incluso el primer día de nacido usó doble capa: body largo, pantalón, enterito por fuera, y durante uno de sus controles su temperatura estaba un poco baja y nos recomendaron hacer contacto piel con piel para darle mi calor físicamente, al cabo de un rato ya se había regulado. Para los días siguientes ya su temperatura estuvo normal y sin necesidad de más capas, pero si lo mantuvimos con una manta para bebé, mitones y gorro. 

 

Al llegar a nuestro hogar, que no está acondicionado como un centro clínico, sino a temperatura ambiente, nuestro bebé comenzó a ser más caluroso, no podíamos sobre abrigarlo, entonces usó ropa fresca: bodys cortos, pantalón corto, sin gorro ni mitones y eventualmente calcetines, especialmente en las noches que igual dormía con enteritos pero sin más capas. Asimismo medíamos constantemente su temperatura y verificamos que no esté transpirando o muy frío si fuera el caso.

Cambios de pañal y control de temperatura

Las mudas y el control de la temperatura del bebé durante los 3 días en la clínica era algo de lo que se encargaron las enfermeras y matronas, y lo realizaban cada 4 horas, nosotros para ser precavidos mantuvimos este esquema durante un par de semanas, tal vez fue un poco excesivo pero nos hacía estar seguros. 

 

Respecto al cambio de pañal, pues la piel del bebé es demasiado sensible y mantener por mucho tiempo su orina y deposiciones es perjudicial ya que podría irritarse y generar coseduras como mínimo, así que no permanecía más de 4 horas con un pañal durante sus primeras semanas, luego, en las noches comenzamos a cambiarlo solamente cuando hacía deposiciones para no interrumpir su sueño, ya cuando despertaba en las mañanas volvíamos a su estándar y aún más porque empezamos a usar pañales ecológicos.

 

Por otra parte, durante los primeros meses no tuvimos problemas con su temperatura, lo normal es entre 36.5°C y 37°C, igualmente estábamos atentos en el caso de no ser así para controlarla con medidas físicas primero antes de suministrar algún medicamento sin un diagnóstico previo, mantener la observación es la clave.

Limpieza del ombligo y del muñón del cordón umbilical

Esta tarea por lo general asusta un poco, sólo hay que tener cuidado al realizarla y además de ser prolijo al momento de hacerlo ya que en caso contrario se puede infectar la zona. Nosotros seguimos las recomendaciones de la clínica: lavarnos bien las manos con agua y jabón, tomar una mopa de algodón y mojarla en alcohol al 70%, se toma con cuidado el muñón y se limpia hasta la base del mismo, también se limpia el ombligo y la piel alrededor. Esto lo hacíamos cada vez que se mudaba al bebé, cuidando que el pañal nuevo a colocar se cerrara por debajo del cordón umbilical.

Aseo diario de nuestro bebé

Aunque no lo bañamos hasta 3 días después de la caída del muñón del cordón umbilical, si le hacíamos aseo una vez al día en todo su cuerpo, usando mopas de algodón con agua tibia: una para la cara, brazos, tórax y abdomen, otra para la espalda, piernas y pies, y finalmente el aseo de las partes íntimas del bebé, desde lo más limpio hacia lo más sucio, incluyendo sus pliegues de piel.

Luego de hacer el aseo y secarlo, humectamos algunas zonas de nuestro bebé con vaselina líquida según las indicaciones del pediatra ya que en algunos pliegues presentaba un poco de descamación, lo cual nos indicó era normal en un recién nacido que pasaría en unos días, y así fue.

Limpieza de los ojos de nuestro bebé

Afortunadamente de recién nacido no fue necesario hacerlo, ya que la limpieza de sus ojos sólo se recomienda cuando presenta alguna secreción y en ese caso debíamos hacerlo con una mopa de algodón o gasa con suero fisiológico desde el lagrimal hacia afuera y eliminar ese algodón o gasa inmediatamente, se debe usar uno nuevo en cada ojo, importante igual lavarnos bien las manos antes y después del procedimiento. De todas maneras si le hicimos aseo en sus ojos un par de veces alrededor de sus 5 meses precisamente por secreción y nos fue bien.

Aseo nasal y su bienestar en las vías respiratorias

Nuestro bebé desde sus primeros días se escuchaba un poco congestionado en las noches, preocupados le comentamos al pediatra, él lo examinó y dijo estaba perfecto, lo que escuchábamos en las noches era completamente normal en un bebé recién nacido que se está adaptando a este nuevo ambiente, aún así nos indicó podíamos hacerle aseo nasal cuando fuese mucho, el bebé se notara incómodo o le dificultara dormir y/o comer. 

Este aseo nasal lo hicimos con un aspirador nasal (el de manguerita) y solución nasal cada que fuera necesario según lo indicado por el doctor, por lo general lo hacíamos antes de dormir en la noche y en las mudas nocturnas si ocurrían. 

Luego de sus 2 meses y tras indagar un poco en el tema, decidimos comprar un pequeño humidificador de aire, y nos ha ido muy bien con él, ya el aseo de su nariz lo hacemos en el día y sólo cuando tiene algún visitante atravesado, en las noches ya no se escucha congestionado. 

El sueño y la alimentación de nuestro recién nacido

El primer día de nacido de nuestro bebé estuvo muy somnoliento, esto es normal, aún así se debe alimentar, y fue lo primero que hicimos apenas estuvimos los dos juntos en la habitación de la clínica: darle pecho a mi bebé, él instintivamente sabe succionar ya que desde el vientre comenzó a chuparse sus deditos, algunas veces lo pudimos notar en las ecografías, y muchas veces necesitan un poco de ayuda para abrir de forma correcta la boca y lograr un buen acople.

En la clínica nos recomendaron su primera comida fuera larga, de unos 40 minutos aproximadamente, durante estos primeros días mi bebé se estuvo nutriendo con el conocido líquido de oro, el calostro, la primera sustancia que genera nuestro cuerpo para alimentarlo y es esencial para nuestro recién nacido ya que le aporta las defensas que necesita en ese momento, además de contener proteínas y vitaminas. Este líquido es bajo en grasas, lo que explica en parte por qué nuestro bebé hacía tantas tomas (cada 1 o 2 horas). Luego de algunos días comenzaría a bajar la leche (de transición) y ésta lo dejaba más satisfecho pero aún así, nuestro bebé en los primeros siempre se ha alimentado cada 1 o 2 horas máximo, recién a los 5 meses comenzó a espaciar más sus tomas, entre 3 a 4 horas, al fin y al cabo es él quien decide cuándo y cuánto tomar.

Igualmente en la clínica nos informaron era importante comiera máximo cada 3 horas, si estaba durmiendo había que despertarlo para comer, esto hasta sus primeros controles con el pediatra donde se verificara su ganancia de peso estuviese bien, de ahí adelante nuestro bebé podía despertar solo cuando quisiera para alimentarse. 

El primer baño de nuestro bebé

Transcurridos tres días desde la caída del muñón del cordón umbilical y verificando el ombligo esté seco, pudimos darle el primer baño a nuestro hijo. Estábamos muy nerviosos pues era un bebé muy pequeño y por más que la bañera fuera ajustada para él, tuviera su almohadilla para sostenerse dentro, siempre pensamos se nos podía resbalar o algo parecido. Aún así, nos preparamos, escogimos un lugar amplio y cómodo para hacerlo, cerramos ventanas para evitar las corrientes de aire, entibiamos el agua y llenamos su bañera con agua, cuidando no quedara muy llena, poco a poco lo fuimos mojando, usamos un poco de jabón neutro para bebés y aunque nos esforzamos para hacerlo ameno hablándole y sonriendo, él no disfrutó mucho su primer baño, así que duró poco. Lo envolvimos en su toalla, bien abrigado, lo llevamos a la habitación para terminar de secar su cuerpo, humectar su piel y vestirlo. 

Su baño siempre lo hemos realizado a final de la tarde para crear su rutina de sueño para la noche, aunque su primera experiencia no fue tan placentera, luego comenzó a disfrutarlas más hasta llegar al punto en que se emociona porque sabe se va a bañar y juega en el agua, también influye que a partir de los 3 meses aproximadamente, comenzamos a bañarnos juntos en la tina, la llenamos a ⅓ de su capacidad aproximadamente con agua tibia, con mi bebé siempre en brazos y ayuda del papá para el jabón, para sacarlo y vestirlo.

Evolución de vacunas de nuestro recién nacido

Acá en Chile le colocaron a nuestro bebé dos vacunas: Hepatitis B, administrada en su muslo justo cuando nació, y la vacuna BCG que previene contagio de tuberculosis que se la administraron estando ya en la habitación en su brazo. Esta última puede tener un brote en la zona donde se colocó entre los 20 y 30 días después de aplicada, y en nuestro bebé sucedió, se inflamó y estuvo roja por varios días, luego tuvo una secreción de un tono amarillento y después comenzó a cicatrizar, tomando un par de semanas para terminar su proceso y dejar la marca característica de esta vacuna. Nosotros no hicimos nada, es una reacción normal que ocurre en un gran porcentaje de recién nacidos.

Una misión imposible: cortar sus uñas

En la clínica nos recomendaron hacer el corte de sus uñas luego del primer mes de vida, y aunque algunos bebés nacen con las uñas muy largas, nosotros pudimos cumplir con el tiempo pero aún así había que armarse de valor para cortar las diminutas uñas de las manos tan pequeñas de nuestro bebé, considerando que se mueven sin control. Nosotros usamos cortaúñas para bebés, con mucho cuidado y procurando no dejar bordes afilados, sino igual limamos con delicadeza esa parte. No es fácil al principio y tampoco es más fácil con el pasar de los meses (6 meses y aún nos cuesta un poco) pero debe hacerse para evitar se haga daño, varias veces ha amanecido con algún rasguño pequeño y eso que no dejamos crezcan tanto, pero sus movimientos son muy repentinos y sin coordinación ni control. Paciencia y delicadeza, nada más.

Motivos por los cuales tendríamos que ir a urgencias

De igual forma nos indicaron cuándo debíamos acudir a urgencias con nuestro bebé, resumiéndose en las siguientes situaciones:

  • Si deja de respirar
  • No acepta su alimentación
  • Su temperatura es mayor a 37.5°C y no cede con medidas físicas 
  • Si la zona alrededor del ombligo está enrojecida, con mal olor y/o con secreción amarillenta 
  • Si tiene tos, respira con dificultad, respira rápido
  • Color amarillo en su piel que llega hasta las rodillas
  • Color de piel o mucosas azuladas 
  • Tiene diarrea o vómitos
  • Si llora o duerme más de lo acostumbrado 

Nuestro bebé de recién nacido no presentó ningún síntoma de estos, salvo el color amarillo en su piel pero no se extendía a sus rodillas, y cuando lo llevamos a control con su pediatra nos indicó que ese nivel de ictericia en un recién nacido era normal, y desapareció en unos días.

Seguramente existen otros cuidados durante los primeros días de un recién nacido pero por lo menos estas han sido las que experimentamos y logramos.

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